Análisis exhaustivo para identificar las causas y la severidad del trastorno de deglución. Uso de técnicas de diagnóstico como la videofluoroscopia y la evaluación clínica de la deglución.
Diseño de estrategias de intervención específicas que pueden incluir ejercicios de fortalecimiento muscular, técnicas de manejo de alimentos, y adaptaciones dietéticas. Enseñanza de técnicas seguras de alimentación para minimizar el riesgo de aspiración y otros problemas asociados.
Aplicación de terapias como la estimulación eléctrica neuromuscular y la terapia miofuncional, diseñadas para mejorar la función y coordinación de los músculos involucrados en la deglución.
Restauración de la capacidad de tragar de manera más eficiente y segura.
Mayor autonomía y disfrute en la experiencia de comer.
Reducción del riesgo de complicaciones médicas como la neumonía por aspiración.